Tomado de Bolivia Verifica
David Ovando
El reciente cierre del diario Página Siete ha generado una serie de reacciones, publicaciones y opiniones, entre ellas una nota de prensa del 29 de junio firmada por Fernando Molina en el diario El País de España, donde califica al desaparecido medio de comunicación de “opositor” a los gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Desde la perspectiva del ejercicio de los derechos a la libertad de expresión, de prensa y de acceso a la información, ¿corresponde esta etiqueta? ¿El periodismo que interpela a los poderes de turno puede ser considerado opositor? Aquí, algunas ideas para el análisis y el debate.
En su publicación, Molina escribe que Página Siete, “el principal diario de oposición a los gobiernos del MAS de Bolivia” anunció el 29 de junio que la edición de ese día sería la última, después de 13 años de trabajo como “aliado de la democracia”.
Agrega que dicho medio “fue creado en 2010 por un grupo de empresarios de La Paz” y “se convirtió en el referente de las clases medias acomodadas paceñas, fuertemente opositoras al MAS”.
Tales afirmaciones fueron rechazadas por los cuatro exdirectores del desaparecido periódico en otra nota también difundida por El País a manera de réplica. Los firmantes identifican “10 imprecisiones” y “datos manipulados” en la publicación de Molina y responden a cada uno.
El equipo de prensa de Bolivia Verifica consultó al jurista internacional y experto en libertad de expresión Ramiro Orias si la calificación de “opositor” cabe para un medio de comunicación que asume una posición crítica ante determinado gobierno.
El abogado explica que existe una diferencia sustancial entre ser un medio crítico y uno opositor. Desde su lectura, Página Siete contribuía “con un rol importante en la sociedad boliviana”: el de “ofrecer una visión crítica a las políticas oficiales”, alimentado de esta manera el “debate público informado”.
Orias afirma que esta característica no lo convertía en un medio “opositor” que solo replicaba posiciones de políticos contrarios al Gobierno nacional, sino que era una alternativa informativa a la generada por la agenda y los medios oficialistas.
Con el cierre de Página Siete, “no solamente perdieron el medio y sus periodistas la posibilidad de expresarse, también perdió la sociedad. Los ciudadanos tenemos una voz pública menos, una visión crítica menos, una postura alternativa a las posiciones oficiales menos”, reflexiona Orias.
Para el experto en libertad de expresión lo sucedido con Página Siete demuestra que “el uso de medios indirectos del poder por parte del Estado pudo cercenar una forma de libertad de expresión”.
Recuerda, además, que los estándares internacionales sobre derechos humanos y los específicos acerca de libertad de expresión señalan que los Estados deben promover el pluralismo informativo, sin usar medios directos o indirectos que condicionen el desempeño de los medios de comunicación.
En su “Decálogo del buen periodista”, el periodista y escritor colombiano Javier Darío Restrepo (1932- 2019), sostiene que “el buen periodista hace periodismo con un objetivo”, “lucha por algo”.
“Esto consiste, según Gabriel García Márquez, en ‘cambiar algo todos los días’, y según Rysard Kapuscinski ‘el verdadero periodismo es intencional, es decir, se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio’. No hay otro periodismo posible. Si lees los escritos de los mejores, comprobarás que se trata siempre de un periodismo intencional. Están luchando por algo”, escribió Restrepo, considerado una de mayores referencias de la ética periodística en el mundo.
La respuesta a Molina
La respuesta no tardó en llegar. Los exdirectores de Página Siete, Mery Vaca, Isabel Mercado, Juan Carlos Salazar y Raúl Peñaranda, enviaron a El País una carta en la que manifestaron su “sorpresa e indignación por la publicación de la noticia titulada ‘Página Siete, el principal periódico opositor de Bolivia, anuncia su cierre por falta de recursos’, firmada por Molina.
“La nota contiene al menos 10 imprecisiones que, lejos de ser errores, son datos manipulados con la intención de sostener el enfoque de que Página Siete era un periódico opositor, etiqueta que rechazamos”, se lee en la misiva.
Los firmantes exponen las razones por las que consideran que Molina “manipuló” datos; entre ellos el que señala que Página Siete “fue creado por un grupo de empresarios de La Paz”, cuando en realidad, entre los fundadores había un nutrido grupo de periodistas, incluido el propio Fernando Molina.
Rechazaron también que las autoridades bolivianas y el periódico hubiesen estado “en constante conflicto”, como dice Molina, “cuando la realidad es que las autoridades gubernamentales emprendieron una sistemática campaña de desprestigio en contra de los periodistas de Página Siete, los que fueron víctimas de constante hostigamiento durante los 13 años de vida del periódico”.
“Página Siete fue un diario crítico con el poder de turno, como corresponde a la esencia del periodismo independiente que también reivindica El País, pero, al parecer, el corresponsal deliberadamente confunde crítico con opositor, una etiqueta acuñada por Evo Morales, de la que se hace eco Molina”, respondieron los exdirectores.
“Nosotros, los cuatro directores que tuvo Página Siete a lo largo de su existencia, damos fe de que se hizo un trabajo independiente y plural, sin que medie ninguna presión, lo que derivó en la asfixia económica y en el cierre del diario”, se lee casi al final de la nota.
Periodistas de Página Siete destacan su aporte
En una carta a los lectores del desaparecido diario, el equipo de Redacción se despidió recordando que “los medios de comunicación independientes contribuyen a formar ciudadanos críticos que fortalezcan las sociedades democráticas”.
Y recordaron que gracias al periodismo de investigación consiguieron poner en evidencia diversos casos de corrupción e injusticias sociales. “Página Siete fue uno de los medios más premiados a lo largo de sus 13 años de vida y también uno de los pocos que marcó huella con revelaciones que destaparon hechos de corrupción y otros delitos. Desde el gran desfalco del Fondo Indígena, las barcazas chinas hasta el caso Neurona y la injusticia contra el médico Jhiery Fernández, el trabajo periodístico fue clave para que la sociedad boliviana abra los ojos ante hechos de corrupción y todo tipo de injusticias”, se lee en la carta que se comparte a continuación:
Fernando Molina, a la defensiva
Un periodista de Bolivia Verifica se comunicó con Fernando Molina para conocer cuáles fueron los argumentos que le llevaron a etiquetar a Página Siete como “un medio opositor”.
Molina, quien conoce la importancia de la contraparte, negó dar respuesta a las preguntas de este medio y, tal y como hizo con Página Siete en la nota publicada en El País de España, lo descalificó.
Respondió al periodista de Bolivia Verifica a la defensiva, mofándose y presumiendo hechos reñidos con la ética respecto de la labor de este medio y sus periodistas.
Al preguntarle sobre el por qué del contenido de su nota respondió: “Jaja. Ponga nomás lo que le mandaron a poner…”.
Al insistirle que solo se buscaba su versión para un trabajo de verificación periodística escribió: “ponga nomás que es falso. Para eso es su trabajo. Hágalo”.
El redactor de Bolivia Verifica replicó que en este medio de comunicación cada uno de sus periodistas hace periodismo, “no se pone ‘lo que nos mandan’”, y que la intención de la entrevista era “obtener una versión suya para equilibrar” el trabajo.
Ya en un tono distinto, pero aún descalificando a Bolivia Verifica, Molina afirmó: “Mire, usted no tiene la culpa. Es un colega que debe hacer su trabajo. No es con usted, sino con el sistema institucional en el que se ubica su empresa, estrechamente vinculada a la gente de Página Siete… Así que no le voy a contestar, agradeciendo su paciencia y amabilidad”.
BV reivindica la probidad de su equipo y su compromiso con la democracia
Bolivia Verifica es un medio de comunicación comprometido con la democracia y los derechos humanos. El trabajo de su equipo se rige por los principios éticos del periodismo y no responde a ningún interés que no sea el de informar a la población con pluralidad, equilibrio y rigurosidad.
En cumplimiento de nuestra obligación de obtener la contraparte, buscamos a Fernando Molina para conocer sus argumentos, pero a cambio recibimos como respuesta el ataque, un trato que no condice entre colegas.
Desde la Redacción de Bolivia Verifica lamentamos y rechazamos el desprecio y la falta de respeto que Molina mostró con nuestro colega David Ovando y con el periodismo.
Vivir en democracia demanda de cada uno de los miembros de la sociedad, y en particular de las y los periodistas, el respeto pleno de los derechos humanos y el reconocimiento y la aceptación de la pluralidad de ideas, así como la tolerancia y el trato digno y respetuoso.
David Ovando, periodista de Bolivia Verifica, es comunicador social, periodista con 25 años de experiencia en importantes medios impresos (Los Tiempos y Opinión), como redactor, editor y jefe de informaciones. Fact checker en Bolivia Verifica. Administrador de redes sociales en medios digitales. Realizó diversos trabajos colaborativos e investigaciones, destacando una sobre el uso de menores de edad para el narcotráfico, en coordinación con la BBC. Defensor de los DDHH y la libertad de expresión. Actualmente, secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba.
APLP