Tomado de Página Siete
Naturalización de los abusos, cultura de impunidad, falta de seguimiento, generalización y no respeto a la presunción de inocencia son algunos de los rasgos recurrentes en el abordaje de los medios a los casos de pederastia que se registran en el país, los cuales, además, van en constante aumento sin medidas de parte del Estado y la Justicia para detenerlos o enmendarlos.
Estas fueron algunas de las conclusiones a las que llegaron periodistas y activistas de derechos humanos que se reunieron hoy en un foro debate convocado por la Fundación para el Periodismo en la ciudad de La Paz.
La iniciativa, que contó con una amplia participación en forma presencial y virtual, nació de la necesidad de reflexionar sobre cómo cubren los medios los casos de abusos sexuales a menores; si aplican los periodistas códigos de ética en sus enfoques de estos hechos; si existen líneas editoriales en los medios para estas coberturas y cómo evitar el riesgo de que los medios instrumentalicen esta temática para otros fines.
Bajo la conducción de la periodista Mery Vaca, directora de Página Siete, el panel tuvo la participación de la presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB), Zulema Alanes; el periodista y abogado, Andrés Gómez Vela; la abogada especializada en Derechos Humanos, Mónica Bayá y el Oficial de Comunicación de Unicef, el comunicador Franco Clavijo.
Los participantes coincidieron en señalar que los medios en Bolivia no han tenido un rol eficaz en la denuncia y seguimiento de la problemática de la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes a pesar del impacto que esta tiene en esta población. La cultura del incesto y de la naturalización del abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes es un problema que solo consigue titulares y noticias de último momento, pero no incide en el accionar de la Justicia –que ha fracasado en la atención a las víctimas- y del propio Estado, sostuvieron los participantes.
Sin embargo, se señaló que en el caso que recientemente copó la atención de la opinión pública: las denuncias de pederastia en el seno de la Iglesia y específicamente de la Compañía de Jesús, se dio un amplio seguimiento a partir de la revelación del diario español El País.
Con todo, esta cobertura, incurrió en varios errores que fueron señalados por los expertos del panel.
“Una de las cosas en las que se coincidió es que debe haber un trato respetuoso a las víctimas, es decir no mostrar sus nombres, donde viven… no exponerlas y mantener su anonimato, independientemente si son mayores de edad”, sostuvo Mery Vaca.
Gómez Vela insistió en que “los delitos son personales no institucionales, por tanto en el caso de la pederastia se puede hablar de perpetradores, de encubridores, pero no de un delito que hay cometido la Iglesia en su conjunto como institución, aunque esta (la Iglesia) tiene la obligación de impulsar las investigaciones ante la Justicia. Hay que ir en contra de los encubridores, personas que están en cargos de decisión pero que no hacen a toda la obra de la Iglesia”.
Puso como ejemplo el acoso de que han sido objeto los estudiantes de los colegios católicos, que sufren “violencia contra violencia”, pues se ha aprovechado el momento “para tomar venganza con la Iglesia por su rol en los conflictos políticos de 2019”.
La periodista Zulema Alanes hizo notar la responsabilidad de los medios en dar cuenta de la dimensión de la violencia sexual en el país, que generalmente está ausente de las agendas de cobertura. “Lastimosamente prima la cultura del silencio, la sociedad es corresponsable de la no protección de los niños, niñas y adolescentes. Solamente el 5% de los casos se denuncia y menos del 1% tiene sentencia”, afirmó.
“No solo es el titular, hay que seguir todo el proceso; los medios deben acompañar porque la Justicia no responde”, dijo Alanes.
Mónica Bayá sostuvo que lo importante es sobretodo poner el foco en las víctimas, para evitar su revictimización y apostar por su resarcimiento y reparación, algo en que tanto los medios como el propio Estado no tienen como prioridad. “Hay un marco de impunidad”, señaló y agregó que una medida importante a considerar para proteger a las víctimas es integrar la educación sexual como estrategia de prevención de la violencia, “para que las víctimas sean capaces de identificar lo que les está sucediendo”.
El Oficial de Comunicaciónde Unicef, Franco Clavijo, se refirió a cómo se naturaliza en muchos contextos los abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes, se los encubre e incluso se obliga a la conciliación, violando principios legales básicos de la justicia. “Existe un gran cultura del incesto en el país, en las familias; no solo son las relaciones de poder dentro de las instituciones como las iglesias. Los medios de comunicación se deben responder:¿qué sociedad estamos ayudando a construir?, esa es su responsabilidad”, sostuvo.
Gómez Vela introdujo el tema del “la ética del público”, en la que la noticia importante es desplazada por la noticia interesante para las audiencias, y eso, junto a otras limitaciones de los medios, impide la profundización y el seguimiento a estos temas estructurales.
La moderadora Mery Vaca concluyó señalando entre las preocupaciones de una buena cobertura la presunción de inocencia: no hay que condenar a los acusados hasta que estos hayan sido debidamente juzgados en las instancias correspondientes.
“Se ha recomendado a los periodistas que hagamos seguimiento a los casos y que no solo vivamos del escándalo y de la noticia de último momento; para eso hay que capacitarnos, tener conocimiento y estar debidamente preparados”, concluyó Mery Vaca.
Finalmente, otra coincidencia que encontró el panel es no caer en la manipulación política, sino tratar los casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes como temas de preocupación social, temas que laceran a nuestra sociedad y que nos golpean pero sin entrar en el manejo político que buscan algunos actores.
APLP