Tomado de Tsmnoticias

¿Qué le pasa al periodismo? – TSMNoticias.com

Óscar Eduardo Mazorra Otálora

Corrían los 80 y 90 en nuestro agónico país, cuando recibimos por varios años y consecutivamente, el deshonroso primer lugar de los países más peligrosos para ejercer la profesión del periodismo y aunque hemos mejorado en las últimas décadas, seguimos estando en los primeros lugares de tan macabro ranquin, muchos periodistas y sus familias han sido perseguidos, amenazados, desplazados, secuestrados, heridos, violados y asesinados, por cumplir con el juramento a su profesión y sus lectores, oyentes o televidentes.

Sin ser injusto con estas víctimas silenciadas por nuestra cotidianidad y banalidad de la tragedia constante que vivimos en Colombia, donde un acto demencial, cubre otro acto demencial o donde se callan u ocultan hechos con el fin de beneficiar o no perjudicar a poderosos, me atrevo a manifestar que existe una diferencia abismal entre el periodista de ciudad, principalmente de Bogotá y el periodista de los pueblos y veredas, porque cuando la violencia llega a un periodista citadino, este tiene cierto reconocimiento e inclusive los contactos y la posibilidad de acudir a instancias gubernativas, políticas o extranjeras para ayudar a solventar su difícil situación.

Mientras que el periodista de la Colombia profunda, solo puede persignarse e intentar sobrevivir y proteger a su familia, los violentos, han visto en el periodismo un verdadero enemigo de su actuar delictivo, políticos, empresarios, criminales, narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares, entre otros, han visto en la pluma y el papel, al sujeto incómodo, ese que no los deja “trabajar” y más en un país, donde hemos visto que estos criminales, compran la justicia, las autoridades, a políticos e inclusive a la misma ciudadanía.

Esta voz disidente que bien podría acallarse o convertirse en una pieza más de la corrupción, siempre ha luchado por la verdad, esfuerzo que ha dejado sin vida a cientos de valientes que aun en sus tumbas gritan por continuar su legado, algunos impregnaron esa tenacidad y entusiasmo en sus hijos, que recibieron esa bandera como si fuera parte de su destino.

Por el contrario, algunos otros, presionados o no, prefirieron acomodarse llevando algunos billetes en sus bolsillos y con el corazón en la mano, olvidaron su ética, callando, mintiendo e incluso cambiando de tema o hasta de profesión.

Así transitaba Colombia, con un periodismo combativo, irreverente y luchador, pero desde que comenzó la expansión de las redes sociales, algo cambio… los periodistas comenzaron a preocuparse más por el contenido, los seguidores, los likes y las visitas, inclusive permitieron que personas ajenas al periodismo con una milésima parte de su presupuesto, tengan hoy más credibilidad y seguidores que muchos medios tradicionales de comunicación, esta crisis de los medios no es solamente local, lo estamos viendo al rededor del mundo ¿pero, por qué?

Tomaremos dos ejemplos, con los cuales intentaremos demostrar la crisis del periodismo, en primer lugar, la guerra entre Ucrania y Rusia y en segundo lugar el gobierno de Gustavo Petro.

Una de las premisas del periodismo establecidas en su código deontológico es, contrastar las versiones en busca de la verdad, sea quien sea la fuente, con el fin de lograr esa información imparcial, que permita deslumbrar el camino hacia la diosa de la sabiduría, pero qué situación tan simpática está ocurriendo en la triste guerra que se vive hoy entre Ucrania y Rusia; por orden imperativa de Estados Unidos y (sus vasallos) Europa, todos los medios de origen Ruso fueron vetados y su información fue clasificada como propaganda, lo raro es que muy pocos medios de comunicación, la ONU o alguna otra organización protectora del derecho a la libertad de prensa, se hayan manifestado en contra de esta decisión, aceptándola a raja tabla, quedándonos solo con una fuente de información, pero parece que está bien, porque la fuente serán los medios occidentales, medios que han manifestado abiertamente su apoyo a una de las partes beligerantes. ¿no les parece extraño?

Pero bueno, algunos medios han tenido la credibilidad y la trayectoria, para publicar sus investigaciones y darlas como hechos ciertos, eso hace DW (Alemania), France24 (Francia), BBC (Reino Unido) CNN, CBS, NY Times (USA) y unos cuantos más, publicaciones que son referenciadas como ciertas en los medios del resto del mundo, sin generarles una pizca de duda o desconfianza, ¿no les parece terrorífico?

¿Se imaginan que un gobierno poderoso se confabulara con esas editoriales y por un buen fajo de dinero los pusiera a hablar o a callar del mismo tema, al mismo tiempo y con la misma importancia, sabiendo que todos les vamos a creer, a fe ciega?

Lastimosamente debo decirles, que eso está pasando, ningún periodista de ningún medio prestigioso, ha vuelto a la zona Prorrusa del Dombass donde el conflicto arrecia, y digo vuelve, porque hasta antes de la invasión, se encuentran una que otra publicación de estos medios, narrando los sufrimientos de los pueblos del oriente de ucrania de origen cultural ruso a manos del ejército ucraniano, pero una vez comenzada la operación especial (Invasión por parte de Rusia) todos, absolutamente todos, han establecido una línea editorial, que busca victimizar a Ucrania y satanizar a Rusia, y vaya usted, siendo periodista e intente ir en contra de esta narrativa, inmediatamente es clasificado como prorruso, pagado por el Kremlin y es expulsado, perseguido o hasta encarcelado, como es el caso del periodista español Pablo González en Polonia, que lleva más de 1 año en prisión sin cargos, solo por atreverse a viajar a la zona del Dombass controlado por Rusia, pero (y acá viene la segunda premisa del periodismo) los periodistas deben estar abiertos a la investigación de los hechos, entonces, no están ellos llamados acaso a investigar las fuentes del conflicto y explicarnos a su público ¿por qué esos países, llegaron a esta sin salida?

Pues parece que no, nadie lo hace y tampoco les interesa. Esta manipulación informativa, activa la cadena piramidal de la información, si la noticia, por falsa que sea, la publica un periódico de primer nivel, debe ser cierto y por lo tanto, los medios de segundo, tercer y hasta cuarto nivel, cumplen con su función replicadora.

La tercera premisa dicta, que los periodistas deberán perseguir la objetividad, aunque se sepa inaccesible, con la cual se convierte en detectives, sabuesos que saben oler o deducir en donde existen cavos sueltos o situaciones, que podrían llegar a generar una gran primicia informativa (La chiva como coloquialmente la llaman), pero en la guerra del mar negro, parece que esa dinámica natural del periodismo, no funciona, y para ello daremos algunos ejemplos.

La Federación Rusa acuso al gobierno estadounidense de los expresidentes George W. Bush y Barack Obama, en cabeza de Hillary Clinton y la CIA, de financiar la Revolución Naranja de 2004 y el golpe de estado de 2012 en Ucrania.
¿Quién creen ustedes que investigo? Nadie.

También acuso a Hunter Biden, hijo del actual presidente de Estados Unidos Joe Biden, de tener negocios Corruptos con el gobierno de Kiev.
¿Quién investigo? Nadie.

La excanciller Alemana, Angela Merkel y el expresidente François Hollande de Francia, dijeron abiertamente que los acuerdos de Minsk I y II (acuerdos de paz para el Dombass 2014 y 2015) tenían como fin, armar a Ucrania para una guerra con Rusia.
¿Quién investigo? Nadie.

El ex primer ministro israelí, Naftali Bennett, anuncio públicamente, que, en marzo de 2022, un mes después de iniciado el conflicto, ya tenía listo un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, que de haberse implementado hubiera ahorrado cientos de miles de vidas humanas, pero manifestó en la entrevista que Estados Unidos e Inglaterra, no permitieron que Zelenski, firmara, dándole fin a la iniciativa.
¿Quién investigo? Nadie.

El Periodista y ganador del Premio Pulitzer Seymour Hersh, acusa, con detalles abrumadores, que Estados Unidos atacó infraestructura crítica alemana, detonando el gasoducto Nordstream 1 y 2, de propiedad rusa, y que el canciller Olaf Scholz lo sabía y lo autorizó.
¿Quién investigo? Nadie.

¿Y no les parece raro que no les nazca investigar, semejantes rumores?, pues no, nadie investiga nada, todos se quedan con lo que publican los grandes medios y como fotocopiadoras repiten sin descanso la narrativa de un guion preestablecido, información que no es toda falsa, ya que parte de ciertos hechos reales, pero es subjetiva y manipulada, faltando a su ética como periodistas y a nuestro respeto como su público receptor.

Tal vez cuando este conflicto termine nos encontremos con verdades que a muchos les costará creer y que tal vez no estemos apoyando el bando correcto.

En el caso del Gobierno de Gustavo Petro, hemos visto un cambio de 180 grados de algunos medios de comunicación, desde el día de su elección como presidente de la República, recuerdo la cara de algunos periodistas, cuando boletín tras boletín, se les iba desfigurando el rostro al ver que era el Pacto Histórico, quien colocaba presidente, como si se les estuviera dañando un plan o acabado un negocio y desde ese momento ha comenzado una campaña de desprestigio total.

Pero hagamos una necesaria salvedad, existen tres tipos de periodistas, los que son cercanos al gobierno de turno, llamado equipo de prensa, que omite, corrige o calla errores de su gobierno cohibiéndose de la crítica, (nadie patea el plato de la comida), en el caso de Petro son poquitos y no cuentan con medios poderosos de difusión, los segundos son los éticos y responsables, que no les interesa quien gobierne sino como gobierne, que no están para alabar gobiernos de turno, sino para ayudar a su control y vigilancia, y que critican con fundamentos y razones, mostrando cifras, hechos y evidencias a los cuales aplaudo, lastimosamente siempre son atacados por los gobiernos, ya que a nadie le gusta que les descubran sus embarradas, y los terceros, son los canallas, los que usan su micrófono, su periódico, su noticiero o sus medios digitales para difundir cizaña, tergiversando o manipulando información a conveniencia de sus intereses económicos y políticos, qué protegidos por la libertad de opinión, llevan al límite su ética, destrozando los cimientos de la convivencia, generando odio entre sus oyentes y fracturas sociales difíciles de sanar, hemos escuchado a periodistas llamando terroristas o luchadores de la libertad a estudiantes que protestan en contra de un gobierno, según su país de origen, así como señalar de narcotraficantes a indígenas o perversamente catalogando de guerrilleros a campesinos manifestantes, entre otros desagravios, buscando torcer la opinión de su público para que indignados, respalden determinadas posiciones políticas, posiblemente con objetivos electorales, haciendo de su herramienta no un medio de comunicación, sino una trinchera política; ya ustedes sabrán de qué medidos estamos hablando.

Pero, ¿qué debemos hacer?

Lo normal sería que los mismos periodistas retornaran a sus caudales éticos y profesionales, a algunos les afectaría en sus bolsillos, pues no recibirían los sobornos (o la pauta, como prefieren llamarla) para que hablen o callen del personaje o gobierno en cuestión; teniendo como referente el gobierno de Petro Alcalde en Bogotá, muy poco será el recurso público que tenga como destino los medios de comunicación como han estado acostumbrados, entendiéndose entonces su rabia y sed de venganza, que también se presenta en las regiones, donde periodistas comienzan campañas de desprestigio de personas o gobiernos y que solo se detienen si milagrosamente, llega la pauta publicitaria de ese patrocinador, asemejándose con sus respectivas diferencias a las prácticas criminales del boleteo y la extorsión que hacían algunos grupos paramilitares y guerrilleros para exigir sus vacunas.

Paso a creer, que los mismos periodistas no se autorregularan, el mercado de la pauta publicitaria es muy grande, entonces quien debería hacerlo, los círculos de periodistas, ¿eso todavía existe? ¿Sirven para algo? Bueno, tal vez la Fundación para la libertad de Prensa pueda ayudar en este caso, pero, ¿conoce usted algún comunicado o medida tomada por la FLIP, en contra del abuso periodístico? Pues no que yo sepa, bien hacen su papel de defender la libertad de prensa, pero de comunicados públicos, no los he visto pasar.

Entonces le tocará a la Ley, pero alto, si el legislador toma una medida en contra del abuso de los periodistas canallas, y teniendo claro el principio imperativo de la aplicación general de la Ley, ¿no se estaría excediendo el legislador al igualar al periodista imparcial y su sana crítica, y al periodista canalla y su abuso del derecho a la libertad de prensa?

Además, imagínense las críticas en contra del gobierno Petro, el epíteto más decente sería dictador Castrochavista, mamerto de izquierda que ataca la libertad de prensa, recuerden el proyecto de Vargas Lleras sobre la regulación del Internet en el 2018 y la que se le armó.

Con este complejo panorama, veo muy difícil, augurar un buen destino para el periodismo imparcial y ético, por el contrario, veo un camino despejado para los Seudoperiodistas, que antes se disfrazaban con una “grabadorcita” para que los invitaran a las ruedas de prensa y comer sándwich gratis, en cambio, hoy con un celular y unos audífonos, cualquiera le monta competencia en redes sociales a un canal de televisión o emisora, algunos sin haber estudiado periodismo, otros sin siquiera haber estudiado.

La reacción del paquidérmico periodismo ha sido culpar a sus oyentes, ya hemos visto campañas de los medios tradicionales diciendo a cuatro vientos que no creamos en noticias falsas, pero ¿y qué pasa si la noticia falsa la crea el mismo medio, que me dice que no crea en noticias falsas?

Lamento mucho el devenir de las personas comunes y corrientes que colocan su disposición a creer lo que dice un periodista en la radio y la televisión, otorgándole su ingenua credibilidad a un profesional de los medios de comunicación, qué triste es saber que mucha de esa información es manipulada, subjetiva o malintencionada a veces con un plan como está pasando en la guerra entre Rusia y Ucrania o a veces a los intereses de una bola de corruptos que perdieron el poder y que van a hacer todo lo necesario para recuperarlo.

Por mi parte, volveré a mis libros, a buscar información, a escuchar a los periodistas, a los que les creo porque he comprobado sus argumentos y a los youtuberos de calidad, esos que me alimentan con conocimiento en los temas donde destaco por ignorante, bien dice el antiguo refrán, Soldado avisado…. No muere en guerra.
APLP